Los bosque (de la palabra germánica busch: arbusto y por extensión monte de árboles) o floresta (del latín foresta) es un ecosistema donde la vegetación predominante la constituyen los arboles. Estas comunidades de plantas cubren grandes áreas del globo terráqueo y funcionan como hábitats para los animales, moduladores de flujos hidrológicos y conservadores del suelo, constituyendo uno de los aspectos más importantes de la biosfera de la Tierra. Aunque a menudo se han considerado como consumidores de dióxido de carbono, los bosques maduros son prácticamente neutros en cuanto al carbono, y son solamente los alterados y los jóvenes los que actúan como dichos consumidores. De cualquier manera, los bosques maduros juegan un importante papel en el ciclo global del carbono, como reservorios estables de carbono y su eliminación conlleva un incremento de los niveles de dióxido de carbono atmosférico.
Los bosques pueden
hallarse en todas las regiones capaces de mantener el crecimiento de árboles,
hasta la linea de aboles, excepto donde la
frecuencia de fuego natural es demasiado alta, o donde el ambiente ha sido
perjudicado por procesos naturales o por actividades humanas. Los bosques a
veces contienen muchas especies de árboles dentro de una pequeña área (como la selva lluviosa y tropical y el bosque templado caducifoli), o relativamente pocas especies en áreas grandes (por ejemplo,
la taiga y bosques áridos montañosos de coníferas). Los bosques son
a menudo hogar de muchos animales y especies de plantas, y la biomasa por área de unidad es alta comparada a otras comunidades
de vegetación. La mayor parte de esta biomasa se halla en el subsuelo
en los sistemas de raíces y como detritos de plantas parcialmente
descompuestos. El componente leñoso de un bosque contiene lignina, cuya descomposición es relativamente lenta comparado con otros
materiales orgánicos como la celulosa y otros carbohidratos.
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